lunes, 18 de julio de 2011

De a tres

Suelta el hilo que cuelga de mis dedos,
huye por senderos que desagüen este agónico desamor,
derrite esos senderos,
conviértelos en riendas de suela,
acompañado por tus fieles mapas de origen (por cierto) alegórico
 y pídele al sol un deseo.

Permite el sigilo que esconden tus ventanas,
camina entre sus ansias y las mías,
pero no manches transparencias a destiempo
ni quieras darle forma al viento
(aunque parezca un satélite medieval).

Duérmete en su sexo,
que se nubla entre sus trenzas
y aunque busques en sus cabellos el fauno de mi vigilia
sigue el silencio subterráneo
(el de los astros)
hasta encontrarme arena y oscura.

Mi ninfómana estadía comienza a abrumarse,
pieles, limbos y espejismos recurrentes,
anestesiados pensamientos
(incluyendo las ciruelas).

Cruzada de eclipses,
me relajo un instante
y espero que duerman las sirenas
para sembrar un ramo de lilas
(en tus orejas)
y encontrarte en el páramo divino.