viernes, 3 de diciembre de 2010

Tomen aire, es tiempo de algas

 Es tiempo de algas. Aquí mismo. En mi cabeza. Se enredan, engordan, dibujan. Flotan verdes, azules y pardas. Puertas. Algo. Un quiebre. Me visten, explotan, vida. Aquí mismo. En mi cabeza. Crecen, se multiplican en largos océanos. No muestran piernas ni brazos ni sexo. Solo ellas, me hunden. Secan la luz de mis intestinos y penetran. De distintas formas, con dulces aromas. Profundísimo. Penetran, perforan mi cortex motor. Descansan en la oscuridad, la privación. Dibujan cuadros, mujeres barrocas con pieles amarillas, gastadas. Hermosas. Tiñen la viscosidad de mi cerebro en diversas formas que a su vez cloroformizan esas formas reformadas en una sola forma que se diluye con la luz y finalmente forman un espejo de espesas aguas. ¡Oh grandioso mundo de pigmentos! Sobre rocas desnudas ahora cantan sus vellos grises. Puertas. Un quiebre. Aquí mismo. En mi cabeza. Es tiempo de algas. Se envuelven. Sus miembros se mezclan en mis raíces, se mezclan y me entuban. Me dan a probar su aire líquido de perlas. Fucus Jubatus. Aquí mismo. En mi cabeza. ¿Dirección? No existe.

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